La semana pasada os adelanté un poema de Marcin Świetlicki, un cantautor polaco, el vocal de grupo Luciérnagas. Podéis leer "Grillos" en esa entrada. Mientras seleccionaba los poemas para el post de hoy, me quedé perpleja: en demasiadas ocasiones las imágenes plasmadas en versos de Świetlicki me recuerdan al abanico de temas que suele emplear en su prosa el escritor japonés favorito mío: Haruki Murakami.
Sombras, nieve, sueño, gatos, visitantes nocturnos en un hotel ... La selección de poemas de hoy roza lo onírico para resbalar hacia una canción de inquietud moral y existencial. Puede que su pluma no resulte tan suave como los poetas polacos de los posts anteriores, pero estoy segura que resonarán las palabras de Swietlicki en vuestras almas...
mi ^comentario:
Escucho timbres, sorteo las ciudades de gatos, tropiezo con gente invisible... Solo estás tú - - -
MARCIN SWIETLICKI / poeta polaco |
Ayúdame (Pomóż mi)
Ayúdame – tanto tiempo ya, cuido mi forma,
La mantengo, la nutro, la aseo y cumplo
Sus antojos – es grande, deforme, me mira,
No deja de desear. Bebamos un cafe.
Sin afeitar, miremos el techo.
Ayúdame, por favor. Lléname con significado.
Coge un taxi – dile por fin a esos gilipollas
De la tele, que te vas. Tienes el libro que enseña
Asertividad. Entra por la ventana, no llames,
No me seas quisquillosa. Dime, otra vez...
Que soy Yo.
Casi prosa, Poznań. (Nieomal proza, Poznań)
La recepcionista entrega la llave y un mando
- un objeto mágico, que conduce
A través de la noche, entre los posibles canales.
Quiere que le despierten a las tres y media.
La recepcionista no duerme, para despertar
Al que no duerme. Él se levanta y se viste.
Camina. Volverá aquí. Porque este es el momento
Para entender que aquel era el momento.
Cuando había tiempo todavía...
Debajo de un volcán. (Pod wulkanem)
Quitas las gafas de sol
El mundo aterroriza todavía más
Es real. Sus propios colores
Se resbalan a los sitios apropiados.
Serpiente que se desliza por encima de todo, que encuentra.
Ya nos ha tocado.
No hay nada sobre nosotros en la Constitución.
La nieve caerá y cubrirá todo.
La ciudad, sin embargo, sigue visible todavía
Su negro hueso iluminan a veces luces
De sus coches pequeños, me he sentado en lo alto
Y miro. Es tarde. Ya cerrados están
Todos los parques de atracciones.
No hay nada sobre nosotros en la Constitución.
Quitas las gafas de sol
El mundo aterroriza todavía más
Iba con nosotros un perro y apestaba. Todos los papeles
Se han podrido. Todo lo que quería
Se está pudriendo. Yo sigo sano y salvo.
Debajo de un volcán
Ha nacido
UN NIÑO
Carlos el Gato (Karol Kot)
Nieve en las iglesias, nieve en los umbrales, nieve al pie de la montaña.
Tengo una sombra, la vi – me giré.
Tengo una sombra gris en la nieve.
Tengo un abrigo, demasiado grande, muy oscuro.
Tengo una herramienta en el abrigo.
No, no te tapes, para qué tapas, deja.
Vale, enseña un poco más.
Me gusta cuando sangras, así sigues joven.
Espalda, timbre, timbres.
Timbres en las iglesias, timbres en los umbrales, timbres al pie de la montaña.
Un botón con aguila. El entranador de la sección de tiro decidió,
Que yo no puedo representarnos.
Acometo un impetú, corto al mismo tiempo: el joven, la nieve, el aire,
Mi columna, mi tallo.
Nieva, cae nieve.
Desfilo en mi sueño.
Me multiplico.
- un objeto mágico, que conduce
A través de la noche, entre los posibles canales.
Quiere que le despierten a las tres y media.
La recepcionista no duerme, para despertar
Al que no duerme. Él se levanta y se viste.
Camina. Volverá aquí. Porque este es el momento
Para entender que aquel era el momento.
Cuando había tiempo todavía...
Quitas las gafas de sol
El mundo aterroriza todavía más
Es real. Sus propios colores
Se resbalan a los sitios apropiados.
Serpiente que se desliza por encima de todo, que encuentra.
Ya nos ha tocado.
No hay nada sobre nosotros en la Constitución.
La nieve caerá y cubrirá todo.
La ciudad, sin embargo, sigue visible todavía
Su negro hueso iluminan a veces luces
De sus coches pequeños, me he sentado en lo alto
Y miro. Es tarde. Ya cerrados están
Todos los parques de atracciones.
No hay nada sobre nosotros en la Constitución.
Quitas las gafas de sol
El mundo aterroriza todavía más
Iba con nosotros un perro y apestaba. Todos los papeles
Se han podrido. Todo lo que quería
Se está pudriendo. Yo sigo sano y salvo.
Debajo de un volcán
Ha nacido
UN NIÑO
Swietlicki |
Carlos el Gato (Karol Kot)
Nieve en las iglesias, nieve en los umbrales, nieve al pie de la montaña.
Tengo una sombra, la vi – me giré.
Tengo una sombra gris en la nieve.
Tengo un abrigo, demasiado grande, muy oscuro.
Tengo una herramienta en el abrigo.
No, no te tapes, para qué tapas, deja.
Vale, enseña un poco más.
Me gusta cuando sangras, así sigues joven.
Espalda, timbre, timbres.
Timbres en las iglesias, timbres en los umbrales, timbres al pie de la montaña.
Un botón con aguila. El entranador de la sección de tiro decidió,
Que yo no puedo representarnos.
Acometo un impetú, corto al mismo tiempo: el joven, la nieve, el aire,
Mi columna, mi tallo.
Nieva, cae nieve.
Desfilo en mi sueño.
Me multiplico.
Seducción (Uwodzenie)
Cien veces más facil sería seguro
Si estuviese equivocado. Pero no lo estoy:
Eres el mejor lugar de esta ciudad,
Su punto central.
Cuando vuelvo a la ciudad, vuelvo a ti.
La ciudad simplemente no existe, cuando
No estás tú. Se caen a trozos
Las decoraciones. Son ruinas. Escombros son.
Por la noche, en el puente hecho de llaves perdidas,
Plumas, documentos – te encuentras tú.
La ciudad existe, si es lo que quieres.
La ciudad se diluye, a tu antojo.