Escribo con la pluma invisible, en mi fuero interno grabo las historias, siempre sin final feliz.
David es fotógrafo íntimo de una manera muy única, toma posesión de sentimientos, escenas, objetos. Nos queremos. Y aunque colaboramos y nos apoyamos a menudo, hoy sí debutamos de una manera tan explícita. La misma entrada publicamos en los dos blogs, cada uno tiene libertad de introducir la foto-sonata a su manera. Taboo. El fin. en bokeh
David me pasó una pila de instantáneas de espectáculo de burlesque, captadas en Taboo. Elegí 30. Y empecé a escribir. En la soledad...
Ayer. Así nació "Blue Velvet", una historia de pérdida de uno mismo, del otro.
Historia de amor y locura.
Sincronizar corazón. Y mirar. Para ver. Espero críticas.
***
El tropiezo de sus pasos, la cinta de su mirada.
La escena pronuncia su vacío, sumergida en pozo escarlata de sus neones.
Ella viene.
Percibe su olor. El olor al amor trágico, correspondido. El tufo a la pérdida. El aroma a la soledad.
Como una droga, ella inhala su fragancia.
Ella entra.
La mirada del flamenco, con el iris lleno de tormentas. Los ojos encendidos, el cansancio, la ardua búsqueda no cesa jamás.
Ella cruza.
La ráfaga del aire la acaricia, ella niega su placer… las partículas balancean alrededor de su silueta, ella rasga su deleite.
Ella gira.
Su pluma ágil, su corona llena de gracia, su disfraz bello arrugado por tristeza. Ella se inclina hacia esperanza, añora el consuelo.
Ella grita.
Subyugando la audiencia, con esmero, ella, ausente, sus pies dibujando los círculos del infierno.
Ella baila.
Se entrega a los brazos invisibles tan cercanos, tan lejanos. Se agita en el bullir de sus pasiones.
Ella mira.
Opacidad de hoy contra la invisibilidad de mañana. El contraste.
Ella, su cuerpo, su alma. Ironía que da cobijo.
Ella sigue.
Ella sigue.
Ahora, nunca más. Palabras brillantes en su impotencia, regocijan el futuro entre las mesas de la sala.
Ella baila.
En silencio florece, los pétalos de sus pechos sedientes de aplausos, la cintura amenaza con una pirueta, hermosura.
Ella tuerce.
La curva de su espalda, la pista de la pasión, helada de soledad.
La línea de su cuello olvidada por caricia. Hoy, pálida de añoranza...
La libertad fallida, la negrura de las noches, el sincolor de los días. Nostalgia vestida de viuda.
Ella ya no. Nunca.
Abrazando polaroids de sus recuerdos dulces, la caja de madera vieja.
Ella no. Quiere pero solo a veces. Siempre.
Ella vuelve...
El refugio de la ternura versus el amargo sorbo de salida.
La espalda de ella contra la pared de su dormitorio, ya no la frotará con la pasión. Aunque él quisiera...
No levanta los pies del suelo, la vertiente imaginaria la empuja hacia el eterno vacío.
Cubierta de plumas, entre sus sedas duerme el dolor.
Ella sufre.
El temblor de los párpados grabando memorias de caricia, el ardor del frío, la fricción del amor que fue.
La confitura de sus labios, el jugo de sus lágrimas hunde los restos de la sonrisa...
Ella quiere.
La lluvia de placer contra ese frío chubasquero de la realidad.
La visión de ayer se desliza por la superficie oblicua.
Ella añora.
Las palmas estiradas hacia la luna invisible, los besos de él que nunca llegarán. Ella...
Ella siente.
Ella...
Él. Sentado en la penumbra... Él se levanta.
Él. Vuelve su mirada, otra vez, será la última... En la escena ella... Suya. Siempre. Antes. Nunca. Nunca más.
Él solloza. Sale. Maldice el amor desde el principio negado, desde el inicio imposible. Ellos dos. Nunca. La capa carmesí de pasión desgarrada. Un hilo perdido. El desliz de una costurera...
Ella sabe.
No volverán mañanas frescas con vida, los sueños ya no murmuran sus nombres entre los pliegues de las sábanas. La ruptura empapa el sofá, las fotos blanquecidas la cazan...
La historia sin inicio que nunca tendrá fin. La campana no anuncia nada.
La muerte del prólogo perseguirá los amantes.
Ella. Él. Para siempre…
Entre las profundidades del terciopelo azul. Ella. Él. Se buscan en la nube del terciopelo azul.
La tela gruesa les acurruca.
Azul frío, azul oscuro, azul ambiguo. Azul peligroso. Azul terciopelo ahogó los rayos de su amor. Azul terciopelo rompió las alas, maltrató la canción.
Él. Tan violenta la brocha que antes era el lazo. Ella.
Azul que era...
Rojo vivo. Rojo pasión. Rojo tortura.
Se puede amar demasiado. El mal del amor. En la soledad... se convierte en la locura.