martes, 10 de mayo de 2011

Pinball, 1973. Deambulando entre el frío y el calor.

Una obra de 80 páginas, muy complicada de encontrar, sin trama a definir, con personajes fantasmagóricos, escenas complejas en su sencillez, será todo un puzzle para un lector convencional. "Pinball, 1973", la fruta prohibida, lo que para algunos sabrá a una maliciosa broma del autor, para otros, los fieles fans de Haruki Murakami, hará de una introducción imprescindible a la historia de madurez de Boku - el protagonista masculino cuyos trazos encontraremos en la mayoría de las obras del genio nipón. 
"Pinball, 1973", publicado en 1980, traducido al maravilloso y pintoresco inglés por el Señor Birnbaum, llegó a publicarse en Japón (versión de bolsillo, la editorial Kodansha). Luego el propio Murakami prohibió futuras re-ediciones y traducciones a otros idiomas. 

"Pinball, 1973" es la continuación de "Hear the Wind Sing" (Escucha el canto del viento). Son  dos novelas de Murakami que, lo más probable, nunca podrán leerse en castellano. Constituyen la primera y la segunda parte de la "Trilogía de Rata". El tercer libro de la saga seguro os suena: "La caza del carnero salvaje".

Entiendo que las dos novelas, de escasas páginas, pueden resultar algo confusas y poco pulidas, pues respeto el deseo del autor. Sin embargo, los fans de Haruki que leen en japonés o inglés y puedan hacerse con un ejemplar... Os recomiendo la lectura - os dejará pasmada. Es su génesis. Una pista para entenderle y descubrir el nacimiento de un genio. 

***
Apto para paladares muy exquisitos: 

Está el Boku que duerme entre las gemelas "Entrada" y "Salida", un fan-maestro de pachinko, ahora trabajo como un traductor en una agencia. Sin características especiales. Nostálgico. Tiene un interés casi patológico por lugares remotos. 
Luego tenemos al Otro, nuestro Rata, un alma perdida, el visitante de un bar regentado por un viejo chino J. que le da consejos varios. Dice el barista: "Camina despacio y bebe mucha agua".  Hace poco que Rata empezó una relación con una mujer, ella le quiere, el la deja y se va de... viaje¿?
To be continued: "La caza del carnero salvaje". 

No hay más trama. Bueno, hay algo más. 



La maquina de pachinko. Pinball. Ella protagonizará una escena de las más conmovedoras que he encontrado en la prosa de Murakami. Un dialogo de Boku con la maquina Spaceship en un viejo, apestoso y odioso almacén-congelador. En medio de un inmenso cementerio de pachinkos cuya memoria había sido borrada por filas de pollos congelados. 

 Una escena de diálogo más tierno, más lírico que he leído jamás, servido en un escenario gélido de tal  profundidad que parece abrirse en una brecha, seguida por un pasillo de frío envolvente. Murakami en estado puro: un varón joven delante de una maquina de pachinko desenchufada, los dos charlando del pasado, de "aquellos" tiempos. Un dialógo envuelto en una bruma emocional inexplicable y ensordecedora. 

Puede que esa escena sea la clave para entender muchos de los libros e incluso personajes del autor japonés. Su dolor y su sufrimiento, su sensación de vacío, su aire de soledad... El imán de una fuerza atractiva que les llama hacía el pasado,  los tiempos de la dulce inmadurez. El frío amenazador que les avisa que hay que seguir, madurar, dejarse llevar por la ola de continuidad para prosperar y cultivar la vida convencional.  

Mi versión: hay una cortina. 

Soft spot

Esa cortina divide el mundo cálido del mundo frío... 

El mundo gélido es la realidad de sombras oscuras y semitonos de ambigüedad, la plataforma paralela, de constante búsqueda - la pared fría y húmeda, el pozo. 
Luego hay otra banda, la cálida - la llanura de la felicidad, de carpe diem, acomodada por la simplicidad,  pintada con la paleta de pasteles. 
Los habitantes del lado cálido raramente se enteran de la existencia del lado gélido. O lo niegan o lo maquillan en su más celebrada ignorancia. 
Los habitantes del lado frio deambulan atraídos hacía la luz, maúllan hacía el cielo nocturno entonando la sed de lugares remotos. Sin paz ni consuelo. 

Yo pregunto, pregunta también Murakami... a veces incluso responde... ¿Habrá soft spots entre esos dos lados? ¿Puntos conectores? ¿Puentes?

Los hay, lo notamos en la prosa de Murakami, sus personajes sobrepasando los límites, paseando desde el lado frío al lado cálido para que les acaricie el sol... Pero casi nunca se quedan entre los rayos de luz. 

¿Es que no quieren ...  o no pueden?
Personalmente, me gustaría saberlo. 

5 comentarios:

  1. la maquina de pachinko no es lo mismo que la de pinball

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  2. Querido Anónimo, veo que no has entendido de qué iba la cosa. Supongo que debería haber utilizado "flipper", pero hace poco vi en la traducción de "El Rumor de Oleaje" el término "pachinko" y me gustó más. Vamos, que me transmite más cariño. Y ya está. Como no hay traducción oficial de "Pinball, 1973", te pido que lo trates, por favor, como mi peculiar licencia poética. Gracias.

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  3. Karo me muero de ganas por leer este "Pinball, 1973", pero por otro lado, no sé, si a mi admirado Haruki no le gusta que lo leamos por algo será. Intento respetar los deseos de los creadores. Me ha encantado tu reseña. Me muero por encontrar los puntos conectores...
    Un besito
    Isabelnotebook

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  4. Qué pena que no quiera que se difundan estas obras ¿por qué? aunque sean primerizas yo tengan algún fallo no tiene por qué dejarlas de lado. Ya he visto Tokio Blues y no está nada mal, especialmente la banda sonora es increíble, y los personajes no me han desentonado mucho de lo que me imaginé al leerla. Bsos

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  5. Hola.
    Estoy buscando este libro por toda la web pero no lo puedo encontrar ¿Podrías pasármelo?...

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