Caíste
en
tu propia trampa
mentiste
de nuevo
vislumbraste
la noche y otra vez
prometiste
a tus dolorosos ojos un calmante de nunca jamás
te
agarraste a tu propio sollozo
siguiendo
la nana murmurada
por
esos malditos latidos
sin
pavor, te adentraste en lo hondo y pegajoso de tus peores pesadillas
cual
fénix te quemaste el plumaje
tú, ave
de paraíso
avergüénzate
arrodíllate
dibuja
con tus rodillas ensangrentadas
la
aureola de auto-expiación
-
y luego
camina despacio
bañado en la luz del día
Luego, camina despacio cuando ya no es lo que era. Sino una cosa diferente. Algo que resulta ser el resultado de una alquimia dolorosa.
ResponderEliminarLa transformación es necesaria. De otro modo, de un modo estático, estaríamos muertos -en vida-.
Gracias por el retorno.
Lo necesitaba.