A cualquier otra parte...
Cuando la vida se convierte en un intercalado de casa-trabajo y el cada día la palma en un sofrito de gestiones varias… leer a Jonathan Carroll ya no ayuda, Harukami se queda corto… Ni siquiera el catálogo de Blackie Books, ni tan solo la letanía de títulos de Alpha Decay logran reventar ese standstill de mi alma. No, ni siquiera ellos.
24 horas saben a poco, me
sofoco en mi acogedor pisito en el centro de la ciudad condal, la ropa pesa sobre mis brazos, la mañana nunca luce suficiente clara y la noche blanquecina no cuaja para reconciliar el sueño.
En esos momentos de letargo necesito
irme a cualquier parte, preciso incorporar en mi eje cuerpo-mente una buena dosis de
slow-food literario. Y ___ procedo,
aniquilo mi ego, me alejo acariciando la quimera urbano-lingüístico-antropológica - sucumbo al encanto de la sci-fi de la retorcida, de la buena.
aniquilo mi ego, me alejo acariciando la quimera urbano-lingüístico-antropológica - sucumbo al encanto de la sci-fi de la retorcida, de la buena.
Así me hago amiga intima de Philip K. Dick, amante fiel de China Mieville y compañera de viaje de Ursula Le Guin; a punto de venerar Margaret Atwood, flirteando con Ballard y estallando contra todo lo establecido de la mano de Orson Scott Card.
Aprendo a reinventar la
oscuridad, domesticar el espacio, manipular la muerte, nivelar los sexos,
visualizar el lenguaje, siento el dolor de traspasar los tabús y el rasurado de
la distopía. Estiro el presente.
***
No estuve presente bitacoriamente hablando durante mucho tiempo, y sí, sí estuve… Levitando, buscando pero sin anhelar nada en concreto y, de tanto buscar, me perdí. Fue un viaje hacia cualquier lado, pero di con nuevos parámetros, hallé paréntesis alternativos para entender, tecleé saltos de pagina para quebrantar la realidad tal cual la percibía, todo eso para reventar índices y aprender a caminar de nuevo entre mis propias palabras.
No estuve presente bitacoriamente hablando durante mucho tiempo, y sí, sí estuve… Levitando, buscando pero sin anhelar nada en concreto y, de tanto buscar, me perdí. Fue un viaje hacia cualquier lado, pero di con nuevos parámetros, hallé paréntesis alternativos para entender, tecleé saltos de pagina para quebrantar la realidad tal cual la percibía, todo eso para reventar índices y aprender a caminar de nuevo entre mis propias palabras.