“la irrecuperable
nostalgia de la nostalgia”
(Una casa en
nuestros brazos)
---
Aquí todo es mejor, Justin Taylor. Editorial Alpha Decay |
Dispuesta a romper
la puerta de cristal y dibujar con los añicos el titular de la noche: copa de
licor de mora calienta el esófago, jazzy prisa entra hormigueante por la
espalda. Dispuesta a escribir de cómo es Justin Taylor y a qué saben sus cuentos. Ahora más, aunque...
“No paro de
encontrarme en lugares en los que no espero verme…”
(Encontrándome)
Me gusta cuando la
literatura se sienta a mi lado, cuando me toma de la mano y me guía a través de sus
páginas. Pocos son autores que consiguen inspirar confianza y ganarse el lector.
En mi opinión, Justin Taylor es uno de ellos, en su escritura es él mismo: vulnerable e imperfecto, no teme
al fracaso y homenajea la honestidad.
“ (…) a veces las
personas llevan dentro, muy dentro, un interruptor a la espera de que alguien
lo encienda, y nadie sabe que está ahí, ni siquiera la persona misma, hasta un
día… clic. Y sea cual sea la luz que el interruptor controla, empieza a
brillar”
(Lo que fue tuyo)
Error humano y la rebeldía de la generación de los 80 - entre las páginas de “Aquí todo es mejor”
brota la rebeldía afónica; entre vasos de papel manchados de café, visitas fugaces a tiendas de
licores 24h y veladas desenfrenadas… brota la esperanza. Remover los restos
del día, buscar lo absoluto en la vida cotidiana. Encontrar sus reminiscencias
en objetos, momentos, sílabas y parajes peculiares. En personas también. Esto es lo que traen relatos de Taylor y su
prosa robusta, donde palabras se alinean en torno a las sensaciones.
“Ella es el truco de
magia y yo soy el mago o el público”
(Resplandecientes
gemas en la noche de los tiempos)
"Aquí todo es mejor" es un recorrido
lleno de altibajos, lo atravesé en un par de días - a menudo pienso que quizás debería moderarme e ir
dosificando los relatos uno por día. Sea cual sea la fórmula correcta, la intensidad
de mi encuentro con Taylor no dejó de lado la experiencia única y excepcional:
el cuento Tetris cuyo protagonista observa como su pareja duerme, se deleita jugando al mítico tetris… mientras fuera se acerca la apocalipsis,
explotando como una esfera de luz. Belleza cotidiana cuyo mérito y esencia
recae en lo frágil e insegura que resulta ser. Belleza de lo absoluto que es belleza muda.
"Melancolía" de Lars
von Trier estrellada contra píldoras de estoicismo. Sí…
“A pesar de lo luminoso que es, los ojos no
duelen al mirarlo: resulta extrañamente
balsámico. Ni sombra ni rastro de lo que queda detrás o en su interior. Es
perfectamente opaco.”
(Tetris)
Con Justin Taylor todo fue
mejor durante esos dos días de lectura…
Si antes tenía ganas de deshilar estos relatos como la chica de la portada lo hace con su jersey, ahora todavía más. No me acuerdo de echar de menos tus reseñas, hasta que leo una de ellas, y veo la poca frecuencia con la que ahora se manifiestan.
ResponderEliminarHabrá que disfrutarlas -tus reseñas-, disfrutarlos -sus cuentos-, poco a poco.
Tenemos un pacto.
Little bye!
Me ha seducido esa portada pero todavía más lo han hecho esas frases. Qué pena que no hagas más reseñas, las echamos de menos.
ResponderEliminarUn beso.
Volverán las reseñas, se ha accionado el interruptor y ya no hay vuelta atras. Con lecturas como estas, que lo devuelven todo a su sitio...escribir es más fácil.
ResponderEliminarHace poco lo leí, y me ha parecido muy acertada tu crítica. Extrañamente familiar y cálido.
ResponderEliminarHola, Maloles, sí..este libro es un abrazo;)
ResponderEliminar