viernes, 28 de diciembre de 2012

"Glaciares" de Alexis M. Smith. Reseña.

Sobre un deshielo que se acerca en sigilo. 

Glaciares, Alexis M. Smith


"Glaciares" es mucho más que un cuento romántico sobre los lunáticos modernos levitando en Portland.  Ella, Isabel, la chica con un armario lleno de vestidos vintage, dueña de un gato sin nombre y una caja de memorabilias, que desciende de los glaciares de Alaska. Él, Spoke, un joven roto y... “herido de guerra”, el chico con camisa de botones anacarados. Cada día comparten un té en la cocina de la biblioteca donde trabajan. Sin intercambiar apenas palabras.
Isabel es como una reliquia, un espacio reservado en un tiempo abandonado. Llena su soledad con recuerdos, viejas fotografías y nostalgias prosaicas. 

“Isabel siente todas sus zonas abandonadas – el interior de la boca, la inclinación de la parte inferior de la espalda, el fondo de sus pulmones – pero no logra llenarlas”.

Intentando reconstruirse a sí mismos, rebuscando entre los fantasmas del pasado, se dedican al culto de los detalles, veneran la fragilidad... Los dos temen a la vida pero al mismo tiempo están hambrientos de mundo.

“Es un extraño producto de enamoramiento, piensa, lo de contarle a alguien cosas prosaicas. Tomar conciencia de otra persona de repente te agudiza los sentidos, de modo que la atención se focaliza en las cosas pequeñas y el mundo parece ser más bello y complicado”.

En su efímero relato, Alexis M. Smith consigue atrapar la esencia de las cosas pequeñas y vislumbrar el alma de la vida de esos dos jóvenes que cruzan un mundo frenético y despiadado cual dos satélites perdidos en el tiempo y el espacio.

El texto de "Glaciares" no corre, pasea. Respira hondo, coge grandes bocanadas del aire. Susurra, se queda en silencio, espera el deshielo que se acerca en sigilo, para luego brotar en un manantial de sinceridad y sentimientos hasta entonces contenidos. 

En una composición de capítulos cortos, llenos de símbolos aunque nada pretenciosos, vislumbra un pasado que se derrite, historias que gotean en grandes palabras sobre una habitación vacía. Porque solo las historias sobreviven.

Y es cuando la autora nos devuelve a nuestra casa: amar en tiempos revueltos todavía es posible. Tropezar para ver y sentir. Abrazar un glaciar, observar como se derrite ante el calor de nuestro cuerpo. Un libro para releer en momentos de angustia cual guía original de sobrevivir en el círculo polar de la cumbre del caos moderno. 

“(…) es una especie de luto por las cosas que no perduran.
Nosotros no perduramos, reflexiona. Al final, sólo sobreviven las historias”.

3 comentarios:

  1. Buff! Esta reseña tuya debería ir en la contraportada de 'Glaciares'. Dices mucho sin contar nada y de un modo tan sutil que sólo tienes la opción de coger el libro y llevártelo a casa.

    GENIAL! Atentos, chicos de Alpha Decay!

    Little bye!

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  2. Será que últimamente me acabo y reseño solo los libros de Alpha Decay. Una época en la vida.
    Glaciares puede parecer como superficial pero es una prosa frágil, una literatura escrita por mujer pero igual de austera que bella.

    PD: Ganas de la novela de Justin Taylor, muuuchas.

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  3. Es una novela preciosa. Fascinante en su cotidianidad y en su, en apariencia, poca historia. Me gustó lo sutil que es para explicar y explorar los sentimientos de Isabel y que fuera algo fría y distante con pequeñas grietas por donde se escapa el calor.

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