lunes, 1 de agosto de 2011

Murakami y #ElFin. La reseña de @gancedo.


Abajo encontraréis, mis queridos lectores, la más esperada reseña escrita por un gran amigo @gancedo. La reseña es el fruto de nuestra lectura conjunta del libro "El fin de mundo y el despiadado país de las maravillas" del adorado Haruki Murakami, un autor que hizo realidad nuestra amistad. Me ha encantado la reseña - es muy "gancediana";) Disfrutad. 

#ElFin


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@gancedo: #ElFin

“Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres, y así el dragón surge en distintas latitudes y edades.”
 El libro de los seres imaginarios, Jorge Luis Borges/ Margarita Guerrero

Murakami termina de escribir El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas en 1985. Y en esta obra, la influencia de 1984, de George Orwell ,es evidente, sobre todo en el esfuerzo por determinar el poder del individuo y de su conciencia. Contra la policía del pensamiento de 1984, nos encontramos con un científico loco que, supervisado por el Estado, modifica cerebros humanos buscando el núcleo del pensamiento.

El texto de Haruki Murakami alterna dos historias aparentemente distintas: El despiadado país de las maravillas y El fin del mundo. En la primera, real, se describe la distopía en una futurista ciudad de Tokio: Sistema y Factoría, calculadores y semióticos, científico loco y tinieblos, enano y gigante…, seres que, en un continuo enfrentamiento, desarrollan un discurso al límite de la supervivencia. Mientras, en El fin del mundo se nos muestra el purgatorio, la aldea amurallada donde sus habitantes humanos (sin alma, conciencia, amor ni sombra) trabajan en la recolección del cráneo de los unicornios. 

De la misma manera que un pianista utiliza sus manos, Haruki Murakami maneja esas dos líneas argumentales para construir una historia sobre el ser humano y su individualidad, que se entrecruzan de forma que perdemos las referencias de principal y secundario en la interpretación. Por una parte, una mano representa una ciudad del futuro, con claros elementos de la narrativa utópica (totalitarios -de Fahrenheit 451-, e hipertecnológicos, como en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), o rasgos inocentes sacados de 1984 y de Un mundo feliz. Por otra, la izquierda, aparentemente de acompañamiento, describe un purgatorio donde el protagonista vive un ritual iniciativo de separación de su sombra. Esta, con voluntad propia, se rebela ante su inevitable muerte chantajeando emocionalmente a su anverso. 

Todos los personajes están bien diseñados, resultan verosímiles, a pesar de ser seres difusos, despersonalizados, sin nombre. Su identidad la definen sus actos, esos hechos que forman la frágil conciencia de ser. De este modo, resultan más creíbles, pues son seres imaginarios que viven en la conciencia del hombre, que viajan sin maleta, acompañados únicamente del bagaje interno de su memoria y de sus sentimientos.

Se trata de una novela entretenida, con grandes dosis de imaginación, que logra convertir la vida cotidiana en un relato fascinante, misterioso. Con un estilo muy sugerente, esta aparente historia de aventuras con tintes de ciencia-ficción se convierte en una metáfora de los sentimientos humanos en la que se invita al lector a una profunda reflexión: “Quizás el tiempo solo sea una herramienta creada por nuestro celebro para ordenar las experiencias vividas”, como dijo Stephen Hawking.



6 comentarios:

  1. buen blog. Muy interesante. Gracias por seguirme en twitter.Te invito a visitarme en mi blog.
    http://socialculturalyhumano.blogspot.com/

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  2. Gracias a esta novela, Murakami me enamoro. Muy buena reseña.

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  3. Me ha gustado que hayas comparado al narrador, Haruki Murakami, con un pianista. El mismo músico que, después de muchos ensayos y conciertos, ejecuta con gran maestría, casi 25 años más tarde, 1Q84.
    Si soy sincero no vi en su momento, cuando leí "El fin de mundo y el despiadado país de las maravillas", ese paralelismo de forma tan evidente con la novela de Orwell, aunque sí los dos mundos claramente diferenciados: el utópico y el solipsista al que la reflexión de Hawking le viene como anillo al dedo. Muy buena reseña. Espero más ;)

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  4. Cuando digo utópico, me refiero a la utopía perversa (distopía) la antiutopía que refleja Orwell en 1984.

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  5. Como me pasa con muchas de las novelas de Murakami esta me resulto extraña, desconcertante, aunque el mundo imaginado (o no tan imaginado) me resultó muy interesante, realmente Murakami consigue meternos en él.

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  6. Metgaladriel: Muchas gracias, la reseña es el fruto de un reto al que me llevó @karostra.

    LilVia: Muchas gracias amigo, pero dudo que nunca haga otra reseña. La noche del 31 de diciembre de 1983 el grupo de amigos que brindábamos la entrada del simbólico año lo hicimos en nombre de Orwell. Cuando me acerqué a la novela me impresionó que, previsiblemente, la escribió en 1984; sin duda fue la gestación de 1Q84.

    Carol: Siempre me ha sorprendido su capacidad de hacer que a seres normales le ocurran sucesos extraordinarios. En este caso lleva la fórmula al límite, y si el personaje es único el suceso ocurre en su mente; magistral.

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